lunes, 2 de agosto de 2010

LOS APUS DEL RIMAC

Por: Lita Velasco Asenjo

El distrito del Rímac se encuentra rodeado de cerros desde los cuales se puede tener una vista panorámica de la ciudad. Dentro de estos, los más importantes son el San Cristóbal y San Jerónimo, que permiten en días despejados observar hasta las playas de Chorrillos, La Punta y la isla de San Lorenzo, razón por la que fueron elegidos, desde épocas prehispánicas, como miradores naturales. En ellos aún persisten algunos vestigios de esa época que resultan atractivos para los visitantes y aquellos con espíritu aventurero.

SAN CRISTOBAL
El cerro San Cristóbal tiene mucho para contar. En “Un Cerro que tiene historia”, Ricardo Palma se refiere a él como un cerillo de forma cónica, del cual se pensó que encerraba nada menos que un volcán de agua. En invierno, dice el tradicionalista, “toda su superficie se cubre de flores y gramalote que aprovecha el ganado vacuno”.

 

Cuenta Palma que “en 1536, el inca Manco, a la vez que con un ejército de doscientos mil indios asediaba el Cuzco, envió sesenta mil guerreros sobre la recién fundada ciudad de Lima. Éstos, para ponerse a cubierto de la caballería española, acamparon a la falda del cerro, delante del cual pasaba un brazo del Rímac, cuyo curso continuaba por los sitios llamados hoy de Otero, y el Pedregal”.

Los combates – prosigue el autor de las “Tradiciones Peruanas” – duraron diez días. “Siempre que los sitiadores emprendían el paso del río, para consumar la derrota y exterminio de los sitiados conquistadores, volvíase tan impetuosa la corriente, que centenares de indios perecieron ahogados. Por el contrario, a los españoles les bastaba encomendarse a San Cristóforo (cargador de Cristo) para vadear el río sin peligro, y embestir sobre los atrincheramientos del enemigo, bien que con poco éxito, pues eran constantemente rechazados y tenían que replegarse a la ciudad”.

Fue en la mañana del 14 de setiembre, día en que se celebra la fiesta de la Exaltación de la Cruz, que los indios se retiraron. Entonces, Francisco Pizarro asumiendo que se trataba de un milagro, se dirigió en compañía de sus hombres hasta el cerro y lo bautizó como San Cristóbal y colocó en lo alto una cruz de madera como símbolo de protección de la ciudad.

Prosiguiendo con su obra, el conquistador hizo construir una pequeña capilla en la cumbre, inaugurada en 1537. Todos los domingos los feligreses asistían a la misa celebrada en el lugar, así como los 14 de setiembre, en que se oficiaba una romería hasta el cerro, hasta 1746, en que gran parte de la capilla queda destruida por un terremoto. Esto no impidió que la población continuara con la fiesta, la cual, a decir de Ricardo Palma, era bastante ruidosa, “en el sitio que antes fue sagrado se bailaba desaforadamente y se cometía todo linaje de profanos excesos".

Es por este motivo que en 1784, el arzobispo Juan Domingo Gonzáles de la Reguera ordenó la demolición del pequeño templo y prohibió la romería.

OTRA HISTORIA
Hay cronistas que señalan al cerro San Cristóbal como el lugar desde donde los españoles divisaron la nueva capital del Perú. La ciudad de Jauja, elegida en sus inicios por su excelente clima, proximidad a un río, riqueza de sus tierras, fue descartada por los conquistadores debido a su falta de mar. Entonces organizan una expedición para la costa central a fin de elegir el sitio correcto. Era 1534, cuando los exploradores Ruiz Díaz, Juan Tello y Alonso Martín de Benito suben hasta el cerro que custodiaba el inmenso valle del Rímac y descubren el lugar ideal para la que se convertiría en “Ciudad de los Reyes”.

A su llegada, Pizarro como solía hacer cada vez que fundaba una ciudad, se dice subió al cerro y colocó una cruz que luego fue destrozada por los indígenas, por tratarse de una irreverencia hacia sus dioses. Luego ya vendrían los enfrentamientos y la huida de la que hace mención Ricardo Palma.

TIEMPOS ACTUALES

La cruz de madera colocada en 1536 por Pizarro permaneció hasta el gobierno de José Balta, en que fue cambiada por una de encajes de fierro colado. Finalmente, en 1928, es reemplazada por la actual, en tiempos del presidente Augusto B. Leguía, siendo inaugurada el 23 de setiembre de 1928. Mide 20 metros y puede ser observada desde distintos puntos de Lima.

Se relata que esta cruz luminosa se hizo a solicitud del sacerdote Francisco Javier Ampuero y del párroco Francisco Aramburú, del convento de Los Descalzos, quien soñó con ella y la vio como una gran luz que iluminaba el cerro. Desde entonces, todos los años, el Cerro San Cristóbal recibe a los fieles que ascienden hasta el lugar para pedirle favores. Hay quienes aseguran que es milagrosa. Ha sido restaurada en 1997. En la cumbre también se instaló un museo de sitio y un local donde se puede disfrutar de dulces tradicionales.

Su fiesta se celebra cada primer domingo de mayo, recordando la primera peregrinación realizada por el religioso Francisco Aramburú en 1929. También es frecuentada en Semana Santa, fecha en la cual más de cien actores representan el Vía Crucis, que culmina en la cumbre del cerro.

Acceder hasta San Cristóbal no es complicado. Está a una altura de 400 metros sobre el nivel del mar y se puede llegar a él a pie (aproximadamente 25 minutos) o a través del servicio de buses turísticos que salen desde la Plaza Mayor, en el Cercado, y atraviesan por algunos asentamientos humanos ubicados en la zona a partir de 1933, cuyas viviendas hoy lucen múltiples colores.

SAN JERONIMO

El Cerro San Jerónimo es más elevado que el San Cristóbal. Está a 700 metros sobre el nivel del mar. A pesar del poblamiento desordenado que amenaza sus cumbres, conserva aún una impresionante flora que cubre de colores estos parajes de gran belleza. Hay quien asegura haber tenido la suerte de encontrar la emblemática Flor de Amancaes. En este cerro también se pueden apreciar escalinatas de piedra, caminos y tumbas preincas.

Autoridades de la Municipalidad del Rímac vienen realizando circuitos turísticos para dar a conocer el lugar, donde también se disfruta de aire fresco y una vista impresionante de la ciudad, así como de una diversa fauna representada por aves –aguiluchos, golondrinas, palomas, picaflores, entre otros – , lagartijas, culebras, arácnidos, etc.

Este cerro al igual que San Cristóbal tiene una parte que pertenece al Rímac y otra, a San Juan de Lurigancho, distrito con el que se unirá en noviembre a través de túneles que abrirá la Municipalidad de Lima para descongestionar el caótico tránsito vehicular en esas zonas.


-------------
FUENTES:
MUNICIPALIDAD DEL RIMAC, Gerencia de Participación Ciudadana – Oficina de Imagen Institucional.
PRESCOTT, William, “La Conquista del Perú”
PALMA, Ricardo- Tradiciones Peruanas, quinta serie.

Fotos: Municipalidad del Rímac.

No hay comentarios:

Publicar un comentario