viernes, 6 de agosto de 2010

LOS CRISTOS DE LA SEMANA SANTA


 La figura central de la Semana Santa es Cristo y en torno a El existen en nuestro país una serie de advocaciones que lo representan en distintos pasajes de la Pasión. Algunas de las imágenes provienen de España, pero la gran mayoría son de manufactura peruana, de artistas que mantenidos en el anonimato han dado forma a piezas de singular belleza, que se encuentran en muchos templos y conventos capitalinos.

En torno a estas imágenes existen originales historias. Nanda Leonardini y Patricia Borda, en su “Diccionario iconográfico religioso peruano”, nos ayudan a conocer el origen de muchas que saldrán estos días a recorrer las calles tanto en el Cercado de Lima, como en algunas de sus provincias y distritos. Una nueva forma de encontrarse con la fe y al mismo tiempo, de hacer turismo religioso.




CRISTO CAUTIVO

Su culto proviene de España que representa a Cristo de pie con las manos atadas. La leyenda española relata que esta imagen es hecha prisionera por los turcos, lo que obliga a los padres trinitarios a realizar gestiones para recuperarla. A raíz de ello debían poner en el plato de una balanza tanto oro como pesara la escultura. Como no contaban con el metal precioso, colocan una bolsa vacía que ante el asombro de los presentes levanta como pluma el otro platillo. Esta efigie preside todos los cultos de la Semana Santa y cada primer viernes del mes se marzo se celebra su rescate. Este Cristo se venera en un retablo lateral de la Iglesia de las Trinitarias, en Barrios Altos, también en Monsefú (Chiclayo) y en especial, en Ayabaca (Piura).


CRISTO COMO FUENTE DE VIDA

Llega a América a través de grabados. Se le representa bajo el peso de una cruz, con las llagas sangrantes, pisando racimos de uvas ayudado por una prensa maniobrada por el Padre Eterno y el Espíritu Santo. También se le ve crucificado mientra un ángel recoge en un cáliz la sangre de su costado. Igualmente, en una fuente, con las llagas abiertas de las que emana el vino eucarístico o de pie sin la cruz. Uno de estos ejemplares se encuentra en el convento de La Merced, en la Iglesia Virgen del Pilar, convento de San Francisco.


CRISTO CRUCIFICADO

Es la representación más común de la figura de Jesús en la cruz. De estas existen diferentes variedades: con uno o dos clavos en los pies; con las piernas juntas o cruzadas; muerto en la cruz; vivo aún y mirando al cielo o al espectador; con el cuerpo retorcido por el dolor; con el sudario o lienzo de las caderas colgando o agitado por el aire. Durante la Edad Media esta figura es tratada con cuatro clavos a raíz de la visión de Santa Brígida, clavos que simbolizan a los cuatro soldados romanos que acompaña a Cristo en el martirio. En el Siglo XVI los jesuitas sostienen que Cristo es crucificado con tres clavos. Un ejemplo de este último se encuentra en la capilla de Guadalupe, en la Iglesia Matriz del Callao, hecha el siglo XVII, por autor anónimo.

El crucificado de la Buena Muerte de Juan de Mesa y Velazco, del año 1622, presenta tres clavos y se conserva en el templo de San Pedro. También hay otros en La Catedral, convento de San Francisco, convento de las Madres Concepcionistas Descalzas de San José.

En la Iglesia de La Merced está en Cristo de la Conquista y del Auxilio, ambos con cuatro clavos. De igual forma, hay otros en el monasterio de Santa Clara, altar mayor de la Basílica de la Veracruz, San Lázaro, Jesús María y José, Santo Domingo y otros.


CRISTO DE BURGOS

De esta advocación traída al Perú desde España, durante la Colonia, se puede encontrar en la Iglesia San Agustín. El Jueves Santo es sacada en procesión, acompañada de seis banderas negras: tres con los emblemas de los triunfos de Jesús – transfiguración, resurrección y descendimiento- y las otras tres con los símbolos de los enemigos del alma – mundo, demonio y carne.

Otra talla policromada, que data de la primera mitad del siglo XVII, se autor anónimo se ubica en el monasterio de Santa Clara. A este Cristo se le reza una novena acompañada del rosario y de oraciones alusivas a su pasión. Se dice que si se le tocan las llagas con un algodón, estos sirven para curar enfermos, al igual que con el agua con la que se mojan sus clavos. Durante el terremoto en Lima de 1746, se derrumbó el techo de su capilla, pero la imagen no sufrió daño alguno. También se le puede encontrar en la Iglesia de La Merced.


CRISTO DE LIMONCILLO

Patrono del distrito del Rímac, también conocido como Cristo del Charco o Cristo crucificado del Rímac. La historia cuenta que unos niños jugaban en un solar del mercado de Limoncillo, y al pasar por una sequia sacan un pequeño lienzo enrollado que al parecer había estado sumergido en el agua por mucho tiempo. Al descubrirlo ante el sacerdote, aparece la representación del Calvario. Hoy la tela se encuentra en la Iglesia de Santa Liberata, de donde sale para Semana Santa.


CRISTO DE RAMOS

Conocida también como Cristo del Triunfo. Es la imagen que sale el Domingo de Ramos. En el Rímac, la encontramos en la iglesia del Puente. También en Surco, donde se distingue por llevar en los cabellos botones y flores. Va montado sobre una burrita conocida con el nombre de Blanca Nieves.


CRISTO DEL CALVARIO

Es venerado en casi todo el Perú. Se le conoce también como Cristo de la Caída, Cristo Nazareno, Jesús de la Pasión o Cristo con la cruz a cuestas; este último nombre lo recibe el alusión al recorrido del camino al Calvario con la cruz a cuestas obre uno de sus hombros, en actitud de levantarse, después de haber caído de rodillas. Algunas veces viste de blanco o morado. En Lima se le puede ubicar en los retablos de las iglesias de La Soledad, La Merced, Santo Domingo, San Francisco de Asís, San Lázaro, del Prado y Nazarenas.


CRISTO DEL MAR

La efigie conservada en la iglesia de Santa Rosa data del. Siglo XVII, de autor anónimo. Representa a Jesús semidesnudo, sentado sobre una roca, después de la flagelación y no porta corona de espinas.


CRISTO DEL SANTO SEPULCRO

Conocido también como el Cristo de la Agonía, Cristo del Entierro, Cristo de la Veracruz o Cristo Yacente, nombre que recibe en alusión de hallarse yacente, echado o en reposo dentro de una urna. Se pueden encontrar en las iglesias de San Pedro, San Francisco de Asís, la de Veracruz. En Surco, recorre las calles principales en Semana Santa y es llamado por sus devotos varones como “El Viejo” o “El Flaco”, por su figura alargada. Se conserva en la iglesia Santiago Apóstol.

La lista de advocaciones es extensa. Así tenemos el Cristo de la Faz o el Paño de La Verónica, de la Reconciliación, de la Resurrección, de la Sentencia y otros que estarán presentes en esta Semana Santa. Hay que darse un tiempito para descubrirlos. (Lita Velasco Asenjo)


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FUENTE
LEONARDINI, Nanda – BORDA, Patricia, “Diccionario Iconográfico Religioso Peruano”, Rubican Editores, 1996.

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