lunes, 2 de agosto de 2010

CEMENTERIO MUSEO PRESBITERO MAESTRO

La Lima colonial del siglo XVIII se distinguía por ser una ciudad con habitantes fervorosamente católicos, hecho que se manifestaba en todo aspecto relacionado con la vida y también, con la muerte. Es por ello que al morir, elegían las Iglesias como depositarias de sus restos. La idea era estar más cerca de Dios.

Con la llegada de las nuevas ideas provenientes de la ilustración, sumadas al peligro de salubridad que representaban los entierros dentro de los recintos católicos, se decide la construcción de un cementerio general. El terreno del camposanto debía estar fuera de las murallas de Lima y a sotavento, a fin de evitar las corrientes de aire que pudieran transportar los olores y emanaciones insanas producidas por esta costumbre, imperante en todas las colonias españolas.


El 20 de agosto de 1806, el virrey Fernando de Abascal y Sousa, marqués de la Concordia, le encarga al Arzobispo de Lima, Bartolomé María de las Heras, la construcción de un panteón general. El encargado de llevar a cabo el proyecto y hacer el diseño fue el Presbítero Matías Maestro Alegría, hombre multifacético y ejemplo de la formación de la Ilustración, licenciado en Derecho, con estudios de arquitectura e ingeniería civil, literatura, pintura, escultura y música.


La construcción del cementerio empezó el 23 de abril de 1807, en los antiguos terrenos del Hospital de Santa Ana, cerca de la portada de Maravillas, en lo que se conocía con el nombre de Pepinal de Ansieta (actuales cuadras 15, 16 y 17 del jirón Áncash, Barrios Altos), costando aproximadamente 106,908 pesos. Luego de un año de trabajos fue inaugurado el 31 de mayo del 1808 con el nombre Panteón General de Lima.

Con el fin de romper la costumbre de los entierros en las iglesias y hacerle frente a la oposición de algunos sectores de la sociedad que se mantenían renuentes a aceptar estas nuevas disposiciones, se resolvió inaugurar este recinto con el traslado (desde la Catedral de Lima) de los restos del ex Arzobispo de Lima, Juan Domingo González de la Reguera, quien había fallecido el 8 de marzo de 1805. Asistieron al acto las principales autoridades políticas y eclesiásticas, presididas por el virrey Abascal y el Arzobispo de las Heras, así como altas personalidades del medio.


Al principio, sólo se hacían trasladados, hasta 1810, en que se inhuman los restos de sor María de la Cruz y de la Luz, en el pabellón de la Resurrección, lo cual demuestra que a la sociedad limeña le costó mucho asumir la utilización de estos nuevos espacios para sus muertos.

El cementerio fue concebido como una ciudad de los muertos, con jardines, calles, avenidas, edificios (pabellones) y mansiones (mausoleos). Posee 20 hectáreas y en él descansan más de 220,000 personas. Es el cementerio monumental más grande de América, pues contiene más de 750 mausoleos pertenecientes a personas de la aristocracia limeña, para quienes era una señal de alcurnia contar con un espacio en este camposanto, de la misma manera que poseer un palco en el teatro Municipal o una casa de playa en Chorrillos.

Estos mausoleos, que tienen su mayor apogeo durante la época del guano y el salitre, fueron realizados por artistas italianos, franceses y también peruanos que hacían traer las piezas en mármol del extranjero. Si bien la mayoría son de este material, hay algunos realizados en piedra, con combinaciones de metal, lo cual se repite también en la confección de esculturas y lápidas.

Las figuras que prevalecen son en la mayoría ángeles que velan el eterno sueño, que llaman a la resurrección, acompañan o conducen al cielo. También se encuentran cruces, alegorías a la profesión del difunto, retratos, ánforas, columnas talladas y otras obras de extraordinaria belleza, realizadas en mármol de carrara o bronce.
El estilo artístico que impera en el cementerio es el neoclásico, con jardines, calles y avenidas. Todo en conjunto constituye una bella necrópolis llena de misticismo y tradición.

El 17 de agosto de 1923, el cementerio - por acuerdo de la Junta General de la Beneficencia Pública de Lima y a propuesta del Inspector de Cementerios, Monseñor Dr. Belisario A. Philips, cambia de nombre por “Cementerio Presbítero Maestro” en homenaje de su diseñador, el ilustre Matías Maestro, cuyos restos se encuentran en la avenida principal de este camposanto, ubicada en la puerta número 4, detrás de la Cúpula del Cristo Yacente.

PERSONAJES ILUSTRES
En este campo santo encontramos gran parte de la historia del país. Es una reliquia que permite hacer un estudio arquitectónico, sociológico, psicológico y artístico de los inicios de la época republicana del país. En él es posible encontrar, en sus pabellones más antiguos, los restos de condes y personajes que recrean hechos muy ligados a la independencia, a guerras que dejaron lecciones de vida. Así tenemos a héroes de la talla de Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Leoncio Prado, Andrés Avelino Cáceres.

Compartiendo el mismo escenario, a pesar de sus diferencias en vida, encontramos los restos de presidentes como Ramón Castilla, José Rufino Echenique, José Balta, Oscar Benavides, Nicolás de Piérola, Augusto B. Leguía. A personalidades que contribuyeron en el desarrollo de nuestro país, como Víctor Larco Herrera, Antonio Raymondi, Henry Meiggs, Eduardo de Habich, Daniel Alcides Carrión, Augusto Pérez Araníbar. Escritores y pensadores como José de la Riva Agüero, Ricardo Palma, Manuel Gonzáles Prada, Abraham Valdelomar, José Santos Chocano, Ciro Alegría, José Carlos Mariátegui.

A músicos y artistas: Rosa Merino, Felipe Pinglo Alva, Carlos Saco, Claudio Rebagliatti, Teodoro Valcárcel. Mujeres de la calidad de Clorinda Matto de Turner, Teresa Gonzáles de Fanning, Laura Rodríguez Dulanto, etc.


CRIPTA DE LOS HEROES
Para honrar a los héroes nacionales, durante el gobierno del presidente Don José Pardo y Barreda, se dispuso del presupuesto de la Nación la suma de 8,000 mil libras para edificar una capilla fúnebre dentro del Cementerio de Lima. Esto con el fin de depositar y honrar a los defensores de la Patria.

Esta capilla fue inaugurada el 8 de setiembre de 1908. En ella se encuentran personajes de gran envergadura como: Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Andrés A. Cáceres, Elías Aguirre, Gregorio Albarracín, Carlos Arrieta, Luis Germán Astete, Domingo Ayarza, Melitón Carvajal, Narciso de la Colina, Ladislao Espinar, Víctor Fajardo, Juan Fanning, Diego Ferré, Alfredo Maldonado, Buenaventura Mendoza, Juan Guillermo More, Leonor Ordóñez, Antonia Moreno de Cáceres, Enrique Palacios Mendiburu, Leoncio Prado, Isaac Recavarren, Pedro Ruiz Gallo, Francisco de Paula Secada, Pedro Silva, Belisario Suárez, Alfonso Ugarte, Ramón Vargas Machuca, Manuel Villavicencio Freyre, Ramón Zavala Suárez, Buenaventura Aguirre, Juan Bautista Zubiaga, Ignacio Mariátegui y Tellería, entre otros valientes que ofrendaron sus vidas en defensa del suelo patrio.


RECONOCIMIENTOS
Por su alto valor histórico, arquitectónico y cultural es declarado -en 1972- Monumento Histórico Artístico. Gracias a la iniciativa del Comité Peruano del Consejo Internacional de Museos (ICOM-Perú) y a través del Acuerdo de Directorio de la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana N° 037-99, es declarado Museo a partir del 9 de junio de 1999.

También pertenece al Sistema Nacional de Museos y la Red Iberoamericana de Gestión y Valoración de Cementerios con Valor Patrimonial.

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FUENTES:
REPETTO MALAGA, Luis - “200 años del Presbítero Maestro: primer cementerio monumental de América Latina”
CARABALLO PERICCI, Ciro – Ídem.
EL COMERCIO - “El primer cementerio monumental de Latinoamérica Latina celebra su bicentenario”, 31.5.2008
VELASCO ASENJO, Lita - “Revista Anubis”, N° 1, 

Archivo Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana

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