Autor: Lita Velasco Asenjo
En el cruce de las avenida Sucre y Cipriano Dulanto se levanta silenciosa la Cruz del Viajero, símbolo de la fe de un pueblo cristiano que mantiene una tradición iniciada hace cientos de años, cuando los habitantes de a pie o en mula se detenían ante ella para pedirle su protección antes de seguir viaje.
En el cruce de las avenida Sucre y Cipriano Dulanto se levanta silenciosa la Cruz del Viajero, símbolo de la fe de un pueblo cristiano que mantiene una tradición iniciada hace cientos de años, cuando los habitantes de a pie o en mula se detenían ante ella para pedirle su protección antes de seguir viaje.
La tradición oral cuenta que la costumbre de colocar imágenes protectoras tiene sus orígenes mucho antes de la llegada de los españoles. Los antiguos pobladores ponían en las apachetas -montículos conformados por piedras-, situadas en la separación de los caminos, en cerros o en los lugares peligrosos, una ofrenda dedicada a los dioses encargados de acompañarlos para garantizar un buen viaje.
A la llegada de los españoles, las representaciones o ídolos colocados sobre las apachetas son reemplazados por la cruz de los caminantes, viajeros o cruz pasionaria, llamada así por los elementos que contiene.
De acuerdo a las crónicas, la primera cruz colocada en Lima fue la del cerro San Cristóbal, en 1535, por el conquistador Francisco Pizarro, en reconocimiento a la protección de la divinidad en sus victorias frente a los indios rebeldes de Titu Yupanqui, guerrero de la insurrección cusqueña de Manco Segundo.
La Cruz de Pueblo Libre, puesta 137 años después, se ajusta a las características de las cruces pasionarias. En ella se pueden observar el monograma INRI, que ordena colocar Pilatos, haciendo alusión a la condición de Jesús como Rey de los Judíos; la lanza con la cual el soldado romano Longino atraviesa el costado derecho del Mesías; los clavos; el martillo; las tenazas; la escalera que se usó para bajarlo de la Cruz; además de un lienzo que nos recuerda al que fuera usado para cubrirlo antes de llevarlo a su sepultura.
MADERO SANTO
La Cruz del Viajero de Pueblo Libre, como se la conoce, se colocó estratégicamente en la avenida Sucre, por ser éste uno de los caminos que unía el Callao con Lima. Ahí los viajeros pedían la protección de Dios para evitar los asaltos que tenían lugar en la zona. En sus inicios fue hecha de madera, luego ya fue cambiada por un material más resistente al paso del tiempo.
Según se lee en una placa colocada en el monumento, todo indica que la Cruz original fue donada por la orden de los franciscanos como parte de su misión evangelizadora, por el año 1672, al fundarse la Doctrina de Santa María de Magdalena. En esa época, posiblemente, se entronizó en un pequeño solar, conocido hoy, como el parque que lleva el mismo nombre.
La Cruz del Viajero fue un lugar de oración para muchos personajes que tuvieron un papel decisivo en la vida del país. Se dice, por ejemplo, que ante ella oró Simon Bolívar cuando pasa unos días de descanso en la quinta de Los Libertadores.
En la actualidad, este símbolo protector se encuentra a cargo de su Hermandad, que celebra su fiesta en el mes de mayo.
PLEGARIA A LA SANTISIMA CRUZ DEL VIAJERO
Cruz divina solitaria, /silenciosa cual plegaria /que del alma / sube a Dios.
Oh sacrosanto madero,/ Cruz amiga del viajero/ ante ti yo vengo a orar /como ayer / nuestros abuelos / a quienes viste pasar en el tiempo / haciendo historia.
Sé por siglos de los siglos / amparo de Pueblo Libre / y en el joyel de tu arcano / su fiel cristiana atesora.
¡Dios te salve Cruz Bendita! / Cruz que cargó el Nazareno / para en ti ser inmolado aquel triste Viernes Santo.
Árbol cuyo Fruto es Vida, /Vida eterna para el Cielo; /Árbol plantado en el suelo /en la tarde del Calvario.
Cruz, adorable santuario, / de la Tragedia de un Hombre; / brilla en el “INRI” / su nombre con fulgores del Tabor.
Lábaro de redención; / Abrázanos en el perdón / a los hombres redimidos.
Alumbra a los oprimidos / con la luz de la Esperanza, / iris que torna en bonanza / las tempestades del alma.
Cruz que las noches de mayo / ostentas tus cuatro estrellas / como un mensaje a los hombres / para llegar hacia Dios.
Cruz que en diario vivir / te llevamos cada día./ Sé, tú, nuestra epifanía / en la hora del morir.
Amén
Con aprobación eclesiática 14-11-86.
FUENTE:
LEONARDINI, Nanda – BORDA, Patricia: “Diccionario Iconográfico Religioso Peruano”, 1996.
La Cruz del Viajero se ubicaba originalmente entre los jirones Torre Tagle y Julio C. Tello, HASTA que en 1947 se inaugura la plaza de La Cruz del Viajero, donde fue mudada y está actualmente.
ResponderEliminarDebió ser camino de mi abuelo Manuel Saavedra Luján autor del poema, quién lo recorrió muchas veces desde su departamento en Jesús María hasta la que sería su casa en Los Bambúes en Pueblo Libre, y conocer la historia de esa Cruz debió ser motivo también de su profundo apego a la investigación como su profesión de maestro lo exigía, su gran religiosidad lo hizo sumar todo lo anterior para escribir una hermosa obra que queda como gran legado a los viajeros modernos de hoy y siempre, que si se detienen ante ella leerán este poema hecho plegaria “A la Santísima Cuz del viajero de Pueblo Libre”. Grande abuelito vives en nuestro corazones.
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